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Han pasado mas de tres años, todavía no me acostumbro por completo a tu ausencia, debo reconocer que ya no estas en mi mente a diario ni a cada minuto como antes, ahora me visitas en momentos determinados, como si supieras cuando mas falta me haces, tomo tu recuerdo y lo hago tangible.
No se si ya paso el duelo, me imagino que si y de no ser así , entonces aprendí a vivir con el, siento en el rostro de perdidas recientes que me ha tocado observar desde este lado de la vitrina mucho mas respeto, mas comprensión , incluso hasta mas simpatía, ganas de dar con mis palabras un poco de consuelo, y explicarles que Dios nos tiene un camino preparado y que siempre las cosas pasan por algo, el mismo cuento que todos tenemos una misión y quienes se van de este mundo físico, ya cumplieron dicha tarea en esta dimensión.
Releo las cosas que escribí antes de saber tu enfermedad, durante y después, y siendo sincera me hubiese gustado tanto darle otro rumbo , quizás en vez de haberte escrito una carta de despedida como lo hice, escribir de como volvías a la normalidad, y me fastidiabas con tus interminables favorcitos, escribir como disfrutabas a tus nietos y mas aun darle forma al cuento de “ Como mi papa me entrego mi diploma”, lamentablemente esas son historias que están solo en mi cabecita, y ahora acompañan a otras que tampoco fueron contadas y que en su momento tenían de protagonista a mi mami.
En este momento en particular siendo muy egoísta, confieso que te necesito aquí, necesito tu consejo, tu compañía, tu presencia en mi vida para decir que todo esta bien, que cuento contigo como siempre, y ayudarme a levantarme como tantas veces lo hiciste, a veces solo siento que necesito tu silencio, tu mirada de aprobación o desaprobación, el invento de un negocio loco que nos haga discutir todos los días...
