jueves, 30 de septiembre de 2010

Zapara...







“Benposta Ciudad Feliz”,  reza un letrero que nos da la bienvenida  en el muelle de la Isla de Zapara, “Benposta” se trata de una institución fundada por un sacerdote gallego llamado Jesús César Silva en Ourense, en 1956 y tiene como objetivo el cuidado de niños en situación de abandono. Hay una de estas casas en la isla. Zapara está ubicada en la entrada de la bahía El Tablazo en el norte del estado Zulia, con una longitud de 7km, es una  isla casi desierta, con poco mas de 800 habitantes,  tiene médanos de casi 30 metros de altura, y una playa extensa de unos 8km, en donde el suave oleaje es producto de un arrecife en el litoral norte de la Isla. 

La forma de llegar a la Isla es vía marítima,  esta se encuentra a 18km desde San Rafael del Mojan, 8km desde  Isla de Toas y a 4km de la Isla de San Carlos, por su ubicación estratégica Zapara sirvió durante la época de la colonización española como punto de vigilancia y defensa, allí se erigió  lo que fue bautizado con el nombre de Castillo de Santa Rosa de Zapara. Fue terminado en 1684. Aquí estaba apostada la escuadra española que se enfrentó a su igual patriota comandada por el Almirante Padilla, que dio a Venezuela el triunfo definitivo de Independencia en la Batalla Naval del Lago de Maracaibo en 1823.






Cuentos de piratas y pasadizos secretos inundan la memoria de los habitantes de esta joya llamada Zapara, sino pregúntenle al famoso “Piñita”, personaje que brinda a los visitantes una muestra de la personalidad amable y cordial de los pobladores de la Isla,  parece que el tiempo se detuvo en este pueblo de pescadores, al llegar al muelle nos reciben muchas embarcaciones que se utilizan para  el acceso al lugar, y les permite a los pescadores  realizar sus labores,  también se produce camarones al igual que en toda la zona norte del estado Zulia.

Hay dos capillas, frente a la más grande hay una placita la cual se proyectó para ser una plaza Bolívar, pero no ha sido terminada. La escuela es nueva y bastante bonita. Hay dos plantas eléctricas para el alumbrado y de uso en las casas de los habitantes. No hay transporte que no sea unas carruchas haladas por burros y una que otra bicicleta. Dato  curioso, una de las carruchas pertenece a BLADI & mir (escrito en esta forma con pintura blanca por la parte de atrás de la carreta). 
Desde el centro de la aldea sale un camino hecho hace  unos cuatro años que pasa por el Torreón de Santa Rosa y llega hasta la playa. Este Camino nos ofrece un paisaje desolado, pero perfecto para trasladarse en el tiempo, y dejar que el sol haga mella, se debe llevar agua y comida, ya que solo hay una posada y restaurant en el pueblo y este solo atiende previa llamada telefónica, además colocarse suficiente protector solar, y no olvidar sombreros y lentes de sol. 

Al llegar a la playa podemos observar varias chozas que son alquiladas para poder resguardarse del sol, además que allí podemos armar carpas, la paz y tranquilidad que se respira en este lugar solo se ve empañada por la música que algunas veces osa algún atrevido de colocar a todo volumen y así perturbar el descanso de los visitantes, pero esto no es lo común.
Zapara se ha convertido en un destino muy visitado por fotógrafos, y  es que tiene muchos escenarios para realizar impresiones únicas, llenas de magia, detenidas en el tiempo, también van muchos jóvenes ecologistas, y amantes de la naturaleza, quienes se dejan atrapar por la cercanía con elementos como la Ciénaga los olivitos, las dunas  y una playa que les permite estar en contacto directo con el medio ambiente. 

Los médanos de Zapara no deben dejar de ser visitados, se puede llegar en lancha o caminando desde el pueblo, al llegar a este lugar hay que permitir al niño interno jugar con la arena  y deslizarse hasta llegar al agua, nuestros recuerdos lo agradecerán por siempre. 

Este es un paseo que no se debe dejar de hacer, al preguntarle a una persona que recuerda de Zapara este seguro nombrara, el sol, la arena, los burros, el largo camino, los médanos y su muelle, y en el caso de indagarle si volvería a este lugar lo más seguro es que responda con un rotundo “¡Si, claro volvería mil veces más!”

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